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Opinión

Lo mismo un burro que un gran profesor.

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Introducción a la sección. Cuando escuchamos las innumerables burradas, bestialidades, borricadas (como dice nuestro amigo Alonso)…

Introducción a la sección. Cuando escuchamos las innumerables burradas, bestialidades, borricadas (como dice nuestro amigo Alonso)…que se dicen y se escriben en la prensa, en la radio y por televisión y la atención que suscitan en el público, no hacemos otra cosa que pensar en el pasaje del tango Cambalache que dice: “todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”

Como los burros y burras de todo tipo se expresan abiertamente en los medios anteriormente citados, lavozdemoron.es abre esta sección para dar voz a los grandes profesores (entendiendo la palabra profesor en sentido extenso: toda aquella persona experta en un tema)

El primer texto pertenece al catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Hispalense, Javier Pérez Royo y se refiere a la doctrina Parot.

Además de dejar las cosas meridianamente claras desde el punto de vista jurídico-científico, llama, con todo fundamento, cobardes a los magistrados del Supremo  (TS) y del Constitucional (TC) que montaron el bodrio de la doctrina Parot. Señalamiento suave porque el calificativo alternativo, sustitutivo de cobardes, sería todavía más ofensivo: imbéciles.

 

He aquí un extracto del artículo, aparecido en El País, sábado 2 de noviembre, página 14

Número 1. Un punto de cobardía. Javier Pérez Royo.

Han sido en total 24 los jueces del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que han participado en la deliberación y fallo de las sentencias mediante las cuales se ha acabado declarando que la llamada doctrina Parot  supone una vulneración del Convenio Europeo para la protección de los derechos humanos y libertades fundamentales (CEPDHLF). En primer lugar, lo hicieron por unanimidad, en 2012, los siete jueces que componían la Sala que resolvió el recurso interpuesto por Inés del Río… En segundo lugar, lo han hecho, en 2013, dieciséis de los diecisiete jueces que componen la Gran Sala que han tenido que resolver el recurso interpuesto por el gobierno español contra la decisión de la Sala.

El recurso ante la Gran Sala es algo muy infrecuente… Y es, desde luego, la máxima garantía que existe en el mundo. Fuera del ámbito territorial configurado por los 47 países  signatarios del CEPDHLF, no hay nada que se le asemeje… Desde la perspectiva de la legitimidad no se puede pedir más.

Esto es lo que acaba de ocurrir con la sentencia sobre ladoctrina Parot. Prácticamente todos los jueces del TEDH han llegado a la conclusión de que la doctrina Parot  supone una vulneración del CEPDHLF y han desautorizado, en consecuencia, tanto al TS como al TC, que son los órganos constitucionales en los que descansa en última instancia la garantía de los derechos en España.

La unanimidad alcanzada pone de manifiesto que la sentencia era más que previsible. No ha sido ninguna sorpresa. No lo fue la de la Sala y mucho menos la de la Gran Sala. La opinión de que la doctrina Parot  no era compatible ni con la Constitución Española (CE) ni con el CEPDHLF era y es muy mayoritaria en España. Los magistrados del TS y del TC no podían no saberlo cuando pusieron en circulación la doctrina Parot…

Por qué, a pesar de ello, los magistrados españoles decidieron inventarse la doctrina Parot, es un interrogante que tendrán que responder ellos. Pero, en todo caso, es su conducta y no la del juez español del TEDH, Luis López Guerra, la que necesita ser explicada y justificada. Luis López Guerra ha hecho lo que han hecho los demás jueces del TEDH y lo que hubiera hecho cualquier juez honesto que hubiera estado en su lugar. La doctrina Parot  no es compatible con el CEPDHLF y, por mucho que duela, hay que decirlo. Y si decirlo tiene un coste personal, pues hay que aceptarlo.

Es la conducta de los magistrados del TS y del TC, que han preferido escurrir el bulto y librarse del acoso al que se hubieran visto sometidos ene l caso de haber sido respetuosos con la CE y el CEPDHLF, la que exige una explicación.

Han optado por su tranquilidad personal antes que por el prestigio de la justicia española, que ha quedado desautorizada de la manera más absoluta.

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