Connect with us

Opinión

Carta al director. Haciendo leña del árbol caído.

Publicado

on

Haciendo un ejercicio de reflexión, ¿quién podría salvarse de haber tratado injusta e …

Haciendo un ejercicio de reflexión, ¿quién podría salvarse de haber tratado injusta e inadecuadamente a alguien, en un momento determinado de nuestra vida? 

Se dice que una sonrisa es la mejor carta de presentación y que a veces es mejor ser rey de su silencio, que esclavo de sus palabras.

Pues bien, nosotros, desde la Plataforma contra el Desahucio de nuestra localidad, hoy queremos hacer uso de  nuestra palabra escrita para, sino denunciar, si hacer reflexionar a la persona objeto de nuestra queja.

Que una pareja joven, con una niña recién nacida, a todas luces necesitados económicamente, se dirija a nosotros y nos comenten que desde la Oficina del Consumidor, en lugar de informarles de aquello que ellos requerían información, se permitan contestar devolviéndoles una opinión personal, ya nos parece cuando menos totalmente inapropiado.

A lo que no damos crédito es cuando esta opinión emitida por un funcionario, se supone que al servicio del consumidor, acaba de un solo golpe con todos los caminos y vías posibles para solucionar su problema.

No son palabras de desaliento, lo que el usuario desorientado y la mayoría de las veces desesperado, espera encontrar en un lugar oficial al servicio del consumidor, donde se supone que debería de encontrar apoyo o al menos orientación a la solución de su problema.

Calcemos solo durante un rato, los zapatos de ese vecino que pide ayuda.

Una sonrisa simplemente, un trato cordial, ya hace que esa persona se sienta mejor.

Desde vuestro periódico, queremos apoyar a todas esas personas en situación de inminente desalojo de sus viviendas y alentarlos a que sigan luchando por sus derechos, que las palabras negativas no hagan que ese espíritu de lucha decaiga digan lo que digan.

Y de nuevo, y por último, invitamos a reflexionar a esas personas que sin saber quizás, cuan impactante y fuerte puede ser el efecto de sus  palabras, a medir o al menos cuidar, los mensajes que mandan a una población triste, desesperada y deprimida, que lo menos que necesita es que alguien los acabe de hundir en la miseria.

Isamar  Cabeza 

 

 

Continuar leyendo
Publicidad