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Opinión

Opinión. Pablo e Isabel.

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Cuando la política alcanza cuotas de irracionalidad tan vastas, todo es posible.

_Cuando la política alcanza cuotas de irracionalidad tan vastas, todo es posible.

 

Analizando las figuras de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, atendiendo a sus palabras y a sus hechos, desde que figuran al frente del Partido Popular y el gobierno de la Comunidad de Madrid, respectivamente,  llegamos a la conclusión de que Pablo Casado ha ido dando bandazos, situándose en el campo de la derecha/ extrema derecha/ centro-derecha, según circunstancias. Desde su alianza con la extrema derecha para gobernar autonomías, la foto de Colón, las candidaturas del País Vasco y Cataluña (Cayetana si, Cayetana no)  hasta su enfrentamiento con Abascal en la moción de censura presentada por el caudillo neofranquista, se han podido ver registros bien diferentes.

 

 

Díaz Ayuso, aunque tuvo que utilizar a Ciudadanos para gobernar Madrid, tiene  clara tendencia hacía la extrema derecha. Parece que se lo pide su cuerpo de antigua falangista y la influencia de su asesor Miguel Ángel Rodríguez.

 

Los dos son notables insultadores y especialistas en crispación aunque Casado, al estar en la oposición, tiene muchas más oportunidades de mostrar esta negativa faceta.

 

 

Pero lo que parece que  les ha llevado al enfrentamiento cainita ha sido las ansias de poder.

 

La Ayuso se ha crecido con su triunfo de Madrid y, aconsejada por Rodríguez o motu propio, ha llegado a considerar que no sólo podía ser la Jefa del Partido Popular de la Comunidad de Madrid, sino la próxima candidata a la Presidencia del Gobierno de España, desbancando a Casado. De ahí su competición con Pedro Sánchez y su gobierno, metiéndose en terrenos que, teóricamente, serían de Casado.

 

Y Casado, que la promovió cuando no era nadie, se ha sentido traicionado y en peligro. Y ha pasado a la contraofensiva. Se ha declarado la guerra en el PP, que no sólo va a afectar el PP de Madrid sino al PP de toda España.

 

 

Se ha puesto en evidencia la incompatibilidad Pablo-Isabel. Esta batalla sólo puede terminar con la derrota y desaparición política de uno de los dos. O de los dos. Y lo que es más importante: va a ocasionar un gran quebranto en el PP que le va apartar de sus posibilidades futuras.

 

Lo cual demuestra lo que enunciamos al principio: la irracionalidad manifiesta de Pablo e Isabel. Ya sabemos, desde Freud, que el humano no es un ser enteramente racional como pretendemos.

 

Pero una cosa es que seamos conscientes de los impulsos irracionales que nos mueven y otra cosa que intentemos que nuestras acciones se rijan por un máximo de racionalidad. Eso es particularmente importante para la vida social y política.

 

Vivimos tiempos de irracionalismo. Necesitamos volver a la sensatez y al buen juicio. De lo contrario, estamos perdidos. Recordemos las guerras del siglo pasado. Recordemos sobre todo lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial.

 

No volvamos otra vez a tropezar con la misma piedra. Seamos más racionales.

 

 

 

 

 

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