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Opinión

El gobierno español no debe colaborar en el acoso a Rusia

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Las alarmas levantadas por Estados Unidos desde noviembre del año pasado sobre una “inminente invasión rusa de Ucrania” tienen unos objetivos precisos: acosar a Moscú…

_Las alarmas levantadas por Estados Unidos desde noviembre del año pasado sobre una “inminente invasión rusa de Ucrania” tienen unos objetivos precisos: acosar a Moscú, creando un foco de tensión permanente en sus límites, forzar a sus aliados europeos a colaborar con el agresivo despliegue del dispositivo militar de la OTAN en las fronteras rusas y preparar una nueva ampliación de la alianza atlántica, integrando a Ucrania y Georgia, mientras Washington persigue la desestabilización de Rusia. Un completo programa que busca mantener la hegemonía militar y política estadounidense en el mundo.

 

La pretensión estadounidense de integrar a Ucrania y Georgia en la OTAN no responde a un deseo de fortalecer la seguridad y la estabilidad en Europa porque la ampliación de la alianza supondría la quiebra de los actuales equilibrios militares en Europa y una seria amenaza para Rusia. Por definición, la seguridad es siempre colectiva. Tampoco obedece a una defensa de la soberanía y la libertad de cada país para elegir su destino: hay que recordar que Washington y sus aliados organizaron y financiaron la desestabilización de Ucrania con el Maidán y el golpe de Estado de 2014 para derrocar al gobierno ucraniano de Yanukóvich e imponer un régimen de extrema derecha que ha convertido al país en otro Estado cliente de Washington.

El detonante de la crisis ucraniana no fue el retorno de Crimea a Rusia sino el previo golpe de Estado del Maidán, la matanza de decenas de manifestantes por francotiradores entrenados en Polonia con instructores militares estadounidenses y el incumplimiento de los acuerdos firmados por Yanukóvich y la oposición sobre un gobierno de unidad nacional (que suscribieron también como mediadores los ministros de Asuntos Exteriores de Alemania y Polonia) para redactar una nueva Constitución y celebrar elecciones presidenciales anticipadas.

 

La oposición, apoyada por Estados Unidos y sus aliados, impuso por la fuerza un gobierno de extrema derecha. Después llegó el inicio de la persecución contra los comunistas y la izquierda, la matanza de Odessa y la guerra civil contra el Donbás que se resistió a los golpistas y que ha sido bombardeado por Kiev desde entonces.

Estados Unidos ha tendido la trampa ucraniana, con una desaforada campaña mundial de propaganda, no con el propósito de asegurar la estabilidad de Europa sino con el objetivo de acosar a Rusia y continuar la expansión de la OTAN. La palabrería de Washington y del cuartel general de Bruselas sobre las bondades de la OTAN, su supuesta vocación pacífica y su apuesta por la libertad es una retórica vacía desmentida de forma contundente por las guerras y las matanzas que la alianza inició en Yugoslavia, Afganistán, Iraq y Libia, y los bombardeos lanzados sobre otros países. La OTAN no defiende la paz sino la hegemonía de Estados Unidos en el mundo y para ello está dispuesta a seguir incendiando a otros países.

El gobierno español no debe colaborar en la operación de acoso a Rusia ni aceptar la trampa ucraniana con el pretexto de la “solidaridad atlántica”: el lamentable entusiasmo atlantista mostrado por la ministra de Defensa, Robles, y por el titular de Asuntos Exteriores, Albares, con el envío de fuerzas militares al Este de Europa, no defiende la paz ni la estabilidad en el continente y es una vergonzosa muestra de sumisión a Estados Unidos.

 

España debe abandonar la OTAN y poner fin a las bases militares estadounidenses, Rota y Morón, que limitan gravemente la soberanía nacional. La OTAN debe disolverse: no es una alianza pacífica sino la prolongación armada del imperialismo de Estados Unidos y un factor global de riesgo y de amenazas de guerra.

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