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Opinión. ¡Viva el Rey!

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Gritan ¡Viva el Rey! como los reaccionarios del ruedo ibérico de antaño gritaban ¡Viva mi dueño! o ¡Vivan las caenas!

Los parlantes del vídeo ¡Viva el Rey! forman una curiosa fauna (dicho sea este vocablo sin ningún ánimo de ofender).

 

Políticos corruptos (Rajoy, Casado, Esperanza Aguirre, Abascal, Espinosa de los Monteros, H.Tertsch, Cayetana…).

 

La caverna mediática (Jiménez Losantos, Herrera, Bieito Rubido, Burgos, Expósito…).

 

 

Artistas reaccionarios y figuras de la tele del tipo de Bertín Osborne, Belén Esteban, el acosador Plácido Domingo…

 

Toreros como Curro Romero y Francisco Rivera.

 

Y Marichalar, Zoe Valdés y Vargas Llosa, que no puede faltar en ninguna salsa fachosa (sin haberlo procurado/me ha salido un pareado).

 

Umm…¡Vaya fallo que iba a cometer! Con la tontería de irme por las ramas con florituras se me olvidaban los del PSOE: Paco Vázquez, ex-alcalde de La Coruña; Joaquín Leguina, ex-presidente de Madrid; José L. Corcuera, ex-ministro del Interior y uno que está en activo: Emiliano García Paje, presidente de Castilla La Mancha. Este último encuentra su justificación : ¿qué podía hacer con semejante segundo apellido?.

 

Gritan ¡Viva el Rey! como los reaccionarios del ruedo ibérico de antaño gritaban ¡Viva mi dueño! o ¡Vivan las caenas!.

 

No quieren oír hablar de cambios. No quieren escuchar la palabra referéndum. Tienen pavor a que el pueblo pueda decidir sobre si quiere Monarquía o República.

 

¿Y cuál es el motivo de tanto miedo? Saben que el pueblo optaría por la III República.

 

 

Al principio de la transición nada modélica Adolfo Suárez confesó a algunos periodistas que no iba a hacer consulta alguna al pueblo sobre si quería Monarquía o República porque las encuestas decían que ganaría la opción republicana.

 

Es evidente que, en habiendo duda,  lo más democrático es consultar al pueblo.

 

 

En ese caso habríamos muchos dispuestos a gritar lo contrario que aquel prisionero de Pancho Villa obligado a dar continuos vivas a su captor mientras caminaba. En vez de decir al fin, ya exhausto: ¡Que viva Villa! ¡Pero, carajo, que viva cerca!, nosotros diríamos: ¡Viva el Rey! ¡Pero, pijos,  que viva lejos!.

 

No, en Abu Dabi no. Cualquiera sabe lo que podría pasar. No tentemos al diablo.

 

 

 

 

 

 

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