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Opinión. Condenar la violencia

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La condena de la violencia se ha convertido en un arma política a emplear contra los adversarios. Da igual que el presidente de la Generalidad  haya desautorizado públicamente los actos violentos …

_La condena de la violencia se ha convertido en un arma política a emplear contra los adversarios. Da igual que el presidente de la Generalidad  haya desautorizado públicamente los actos violentos que están ocurriendo en Cataluña. Yo he escuchado al señor Torra condenar dicha violencia en varias ocasiones.

 

Pero por lo visto no es suficiente. Cada día sale alguien del gobierno o de la oposición reclamando que vuelva a condenar la violencia.

 

Lo cierto es que el cinismo y la hipocresía de los que se pasan todo el día reclamando que los independentistas catalanes  condenen  la violencia callejera no tiene límites. Saben que el movimiento independentista catalán  ha sido pacífico hasta ahora pero quieren desacreditarlo tachándolo de violento.

 

 

El cinismo de Pedro Sánchez Castejón y su gobierno y también de Casado, Rivera y compañía se descubre rápidamente.

 

Todos ellos apoyan a los López, Guaidó, Machado,… responsables de las guarimbas (1) en Venezuela que han ocasionado la muerte  de varias decenas de policías  y chavistas en los últimos años. Al menos en Cataluña, esperemos que siga así, no ha muerto nadie todavía.

 

Estos hipócritas tampoco se preocupan mucho de la violencia si esta se ejerce contra los que ellos consideran sus enemigos. No han hablado ni hablan nunca ni una palabra de la tortura en España (el ministro-juez Marlasca sabe perfectamente de lo que hablo ya que, gracias a su inhibición al no investigar casos de tortura, el Estado Español ha sido condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en numerosas ocasiones).

 

 

Y mucho menos hablan del Batallón Vasco Español ni del GAL, estructuras policiales creadas por el PP y por el PSOE (porque entonces no existían ni C´s ni Vox) que no se limitaban a hacer fuegos en las calles ni tirar piedras sino que se dedicaban asesinar.

 

 

Para estos cínicos la violencia de unos particulares, aunque no sea letal, es condenable. El terrorismo de Estado, aunque asesine a mansalva no merece condena. Por eso no piden el encarcelamiento de Felipe González, el señor X de los GAL.

 

 

Yo condeno la hipocresía y el cinismo de toda esta gente, en especial de la mayoría de  los periodistas, incluyendo a los  que  se las dan de “progres” como la pareja Ferreras-Pastor, que hacen exactamente lo mismo: condenan unas violencias y se callan otras. El doble rasero es propio de mercenarios o es basura intelectual. O las dos cosas.

 

Ana Marcos

 

 

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