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Opinión

El protocolo. Por Juan Segura

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Viva el harapo señor/y la mesa sin mantel/viva el que huela a callejuela/a palabrota y taller.(Silvio Rodríguez)…

Viva el harapo señor/y la mesa sin mantel/viva el que huela a callejuela/a palabrota y taller.(Silvio Rodríguez)

 

Protocolo es una palabra polisémica. Vale tanto para señalar los legajos que se conservan en las notarías y registros de la propiedad como para comer “correctamente” con siete cuchillos, ocho tenedores y diez copas y/o vasos sabiendo que el cuchillo del pescado se debe utilizar  sólo para separar las espinasy para nada más.

 

Las palabras protocolo o etiqueta también se pueden emplear para designar un procedimiento reglado, previamente establecido, para una operación quirúrgica (por ejemplo antes de comenzar cualquier operación los que van a intervenir en ella tienen que lavarse las manos convenientemente) o puede servir para señalar que los concejales de un Ayuntamiento deben presentarse al pleno de constitución de la entidad desfilando detrás de unos funcionarios disfrazados con trajes de maceros (lleven o no lleven la maza al hombro).

 

De lo que vengo diciendo se deduce que hay protocolos y protocolos.

 

Hay protocolos totalmente necesarios que conviene guardar, proteger y fomentar  porque afectan al bien común de una manera importante. Algunos de estos protocolos, como las reglas de urbanidad (dar las gracias, dar los buenos días, ceder el asiento a un anciano o impedido,…) se están perdiendo de manera lamentable porque ayudan a forjar unas sociedades más amables y respetuosas.

 

 

Otras etiquetas no sólo no son necesarias sino que son totalmente prescindibles. Los que comen con más de un tenedor y un cuchillo lo harán por costumbre o por destacarse del resto de los mortales para señalar, normalmente, su superioridad de riqueza, clase o “glamour”. Que conste que no tengo nada en contra de que alguien se ponga a comer con todos los tenedores, cuchillos y vajilla que considere oportuno.

 

Otra cosa es que algunos  intenten hacer  pasar por el aro de sus protocolos a aquellos que los consideran innecesarios.

 

Por eso me extraña que “Juan José, el de la Librería Abril” (1) (como lo presenté en una charla que fue a dar a la Asociación de Vecinos “Dos Barrios”, de El Pantano, y que tanta gracia le hizo) haya mostrado su enfado porque los concejales de ADELANTE MORÓN (PODEMOS e IZQUIERDA UNIDA) se saltaran el protocolo de la procesión detrás de los maceros sin maza.

 

Me extraña porque entra en consideraciones políticas que no vienen al cuento y que están totalmente desenfocadas. Y porque es, normalmente, una persona bastante tolerante.

 

 

Por otra parte le comprendo porque él es muy amante de los protocolos. Pero es que además es quién ha diseñado casi todos los del Ayuntamiento. Y eso de que alguien se salga del tiesto que tú has diseñado (en realidad copiado en el caso de los maceros que es una tradición de la realeza y la nobleza) no debe resultar alentador.

 

Pero si el protocolo que existe para jurar o prometer el cargo de concejal se puede modificar según sentencia del Tribunal Supremo, mucho más se podrá modificar que los concejales vayan en dos hileras detrás de los maceros. Comprendo el dolor del “Charrito” (2) y respeto a los demás participantes en la ceremonia. Pero deben  respetar también que alguien no quiera participar en desfiles que más parecen de la Edad Media (los trajes de los maceros son de esa época) que de la actualidad.

 

Notas 1 y 2.- Empleo los términos “Charrito” y “Juan José, el de la Librería Abril” de manera cariñosa para dirigirme al Cronista de la Villa, Juan José García López con el que personalmente mantengo una buena relación y al cual estoy agradecido porque, entre otras cosas, hizo gestiones para  que no se quemara el archivo que la policía local tenía de los “rojos” de Morón ante mi denuncia de que tal cosa iba a suceder. Supongo que ese archivo estará hoy disponible para consulta de historiadores y curiosos.

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