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La Junta deja sin comedor escolar desde el lunes a 30.000 alumnos andaluces de familias sin recursos

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La plataforma de familias y Ampa Escuelas de Calor muestra su preocupación por la suspensión del contrato con las empresas de cátering que sostiene el Plan de Solidaridad y Garantías Alimentarias

_La plataforma de familias y Ampa Escuelas de Calor muestra su preocupación por la suspensión del contrato con las empresas de cátering que han venido sosteniendo el Plan SYGA y PRAI de comedores escolares durante la pandemia, que la Consejería de Educación se comprometió a mantener en julio y agosto y que ahora suspende a partir del lunes 22 de junio (así aparece en Séneca). Esta comida, pese a ser de mala calidad y dudosas condiciones de conservación en ocasiones, es la única con la que cuentan miles de familias precarias para alimentar a sus hijos/as.

 

 

Los peores pronósticos y temores de las familias se han cumplido cuando los equipos directivos han comprobado que el 22 de junio aparece en Séneca (plataforma de gestión de la Consejería de Educación) como fecha final de los planes SYGA y PRAI. Eso significa que, a partir de esa fecha, las familias más vulnerables, las que no tienen otra manera de alimentar a sus hijos que las bandejas de comida preparada que reciben en los colegios, no contarán con esta ayuda.

 

El consejero Javier Imbroda se había comprometido en comisión parlamentaria a que iba a mantener estos programas más allá de la fecha final de curso, pero esto demuestra que es capaz no sólo de una pésima gestión al frente de su consejería, sino también de incumplir su palabra, señalan desde Escuelas de Calor. El Plan SYGA (Plan de Solidaridad y Garantías Alimentarias) es un programa de refuerzo de la alimentación infantil dirigido a los menores en situación de exclusión social o en riesgo de padecerla y junto con el PRAI (Plan de Refuerzo de la Alimentación Infaltil), permite atender en parte las necesidades de alimentación básicas de miles de niños y niñas en situación de especial vulnerabilidad. Con los efectos de la pandemia, a la población que ya era destinataria de estas ayudas, se han tenido que incorporar otras familias por pobreza sobrevenida.

 

 

“La Consejería parece no entender que los niños y niñas comen a diario, independientemente del calendario escolar, de trámites burocráticos, de contratos administrativos o de que puedan acceder o no a una plaza en una escuela de verano. Es su obligación garantizar que estos menores estén alimentados porque es el compromiso que adquirió en sede parlamentaria y porque el interés superior del menor está en juego. No puede ni debe dejar abandonadas a más de 30.000 familias cuyos menores dependen para comer de que estos programas continúen durante el verano”, reseña la asociación.

 

 

 

 

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