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Morón

La vida de un vecino de Morón corre peligro: con un corazón al 15% teme morir cada vez que sube a su cuarto piso del Rancho

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  • Tiene que estar acompañado a todas horas de un desfibrilador y un marcapasos, y vive con temor de perder la vida cada vez que  sube los 59 escalones que separan la calle de su vivienda, un cuarto piso sin ascencor de la Tercera Fase del Rancho.
  • Pide a la Junta que le dé la posibilidad de permutar su cuarto piso por uno de los bajos que tiene la Junta en el RAncho sin habitar.   Según nos cuenta y después de 10 meses, solo ha encontrado silencio tanto por parte de AVRA, del Alcalde…

  • Vive acompañado de un desfibrilador y un marcapasos, y vive con temor de perder la vida cada vez que  sube los 59 escalones que separan la calle de su vivienda, un cuarto piso de la Tercera Fase del Rancho.

 

  • Pide a la Junta que le dé la posibilidad de permutar su cuarto piso por uno de los bajos que tiene la Junta en el RAncho sin habitar.   Según nos cuenta y después de 10 meses, solo ha encontrado silencio tanto por parte de AVRA, del Alcalde de Morón e incluso del presidente de la AVV El Rancho.

 

Oscar Sánchez, es un joven moronense de unos 40 años, pero ya sufre una deficiencia cardiaca del 85%. Mientras espera un trasplante, que parece que nunca llega, está a todas horas  acompañado de un desfibrilador y un marcapasos, y vive con temor de perder la vida cada vez que  sube los 59 escalones que separan la calle de su vivienda, un cuarto piso sin ascensor de la Tercera Fase del Rancho.

 

 

Sólo pide poder reubicación para él y su familia en  uno de los pisos bajos públicos que hay sin ocupar en el Rancho.  Él no se niega a pagar un alquiler a AVRA, incluso a poder permutar su piso por otro de las mismas características pero de planta baja.

 

Como no ha encontrado ayuda ni de AVRA (Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía),  ni del Alcalde de Morón, ni tan siquiera del presidente de la AVV el Rancho, ha decidido contarnos su historia:

 

“Soy un vecino de El Rancho, vivo en un 4º piso de la tercera fase, 59 peldaños que me alejan de hacer una vida normal, bueno lo normal en una persona con una deficiencia cardíaca del 85%.  Como iba diciendo, vivo en 4º piso con mis padres y mis dos hijos menores de edad. Mi padre desde hace 2 años lucha contra un cáncer de pulmón y tráquea, y desde entonces está sin poder salir de casa, ya que su capacidad pulmonar no le permite subir esas 4 plantas, esos 59 peldaños.

 

Sufrí un infarto del que no salí muy bien parado.  A la espera de un trasplante, me acompañan un desfibrilador y un marcapasos, desfibrilador que actúa cuando cree que estoy sufriendo un ataque al corazón, que es lo que cree que  me pasa cuando subo los peldaños para llegar a mi casa.  Sufro una descarga que hace que pierda hasta el equilibrio. 

 

Por miedo a que un día me pueda quedar inconsciente del dolor subo las escaleras cuando sé que no voy a volver a bajar, es decir, que muchos días, como en el rellano con tal de evitar morir subiendo las escaleras, ya que las tengo que subir de tres en tres haciendo descansos.

 

 

Esta es mi enfermedad, y este es el motivo que me lleva a pedir a AVRA  un piso bajo, ya que hay varios pisos vacíos, algunos el abandono es tal que las rejas se están pudriendo y cayendo. No pido que se me dé gratis, yo pagaría un alquiler social, o estaríamos dispuestos a cambiar el piso en la 4º planta por un bajo, pero AVRA no responde.  Mi siguiente paso fue ir a ver al alcalde de mi ciudad, pero es un hombre ocupado y de todas las citas que solicito solo en una soy atendido por él, y me dice que eso lo lleva AVRA, que intentará comunicarse con AVRA. Me pide que le mande fotos de los pisos que hay vacíos por el barrio.  Yo salgo contento, creo que se va implicar, me da su número de teléfono, le mando las fotos pero solo recibo silencio.

 

 

Sigo solicitando ayuda, hablo con servicios sociales, que me aconsejan que hable con el Presidente de la Asociación de Vecinos El Rancho.  Se acerca a mi casa, me toma los datos y ya no lo he vuelto a ver. Mis vecinas están recogiendo firmas para ayudarme.

 

AVRA no contesta a mis solicitudes, el alcalde siempre está ocupado, con lo que me cuesta a mí subir hasta el Ayuntamiento (el autobús, los mareos, las fatigas) para que él no me reciba nunca. Un presidente de la Asociación de Vecinos de El Rancho, muy amigo del alcalde, que sí es recibido en su despacho, pero que tampoco hace nada por mí. Ya no sé a quién acudir.

 

10 meses llevo solicitando una ayuda que no llega, y no sé si algún día subiendo a mi casa sufriré un infarto del que no despertaré. Solicito un piso que me permita entrar y salir cuando sea necesario, no tener que pensar antes de entrar si después voy a tener que bajar y decidir comer en el rellano, no sufrir desfibrilaciones por subir a mi casa, no quiero que esos 59 escalones sean lo último que vea”.

 

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